viernes, diciembre 09, 2005

Un diamante en el vacío II

Una hora y media después ya había llegado a su destino. Pasó los controles de seguridad, se dirigió al baño para arreglarse un poco y no entrar a la oficina del general con cara de sueño, borrachera y dolor. Caminaba por un largo pasillo escoltado por dos guardias de seguridad, otros oficiales iban y venían apurados y con rostros adustos, cada uno con más prisa que el anterior. Cuando llegaron a la última puerta, que era un elevador, Rabukov entró sólo y se dirigió hasta el último piso. Al abrirse las portezuelas del ascensor la imagen de una amplia sala impacto a Alexander, dio un paso para entrar a la habitación rodeada de plantas exóticas traídas de los muchos viajes del general a través del espacio conocido, desde los amplios ventanales se podía divisar la ciudad a lo lejos; había obras de arte de las distintas culturas conocidas por el hombre, y una larga alfombra roja que trazaba el camino desde el elevador hasta el amplio escritorio de Carson.

-Llegas temprano Alexander.
Desde el fondo de la oficina se escucho la voz del general.
-Señor, vine lo más temprano posible, señor.
Fue su respuesta poniéndose en posición de saludo.
-Acércate hijo.
Sus pasos se hicieron más inseguros conforme se acercaba a la mesa del general, por un momento sintió ganas de volver a su antiguo hogar, pero recordó que ahora este estaba vacío, no de muebles sino de vida. A su mente vino el motivo por el cuál estaba ahora ahí y las dudas se fueron de su cabeza.

-Es un gusto el volver a verlo general.
-Ha pasado mucho tiempo desde que estuviste por última vez en esta oficina Alexander ¿Qué sucedió? Pensé que te ibas a retirar definitivamente.
-Bueno general, ahora tengo mucho tiempo libre y nada que perder así que preferiría ocupar mi tiempo haciendo lo que mejor se hacer.
-Bien, justo hay una nueva nave experimental que necesita un comandante pero esta no va a ser una misión fácil y es probable que no vuelvan, pero siéntate, que esto tomará algún rato.
-¿En que consiste? Señor.
-Primero te hablaré sobre la nave.
-Entendido general.

Los grandes ventanales de la gran habitación se tornaron cada vez más negros, hasta el punto de no dejar pasar la luz del sol, las luces de la habitación se prendieron automáticamente.

-Bueno, la nave se llama USS Executor- diciendo esto una imagen se proyectó desde el escritorio mostrando los esquemas de la nave- tiene 320 metros de largo por 80 de ancho, tiene una capacidad para llevar 250 hombres pero para este encargo sólo podrán llevar 100, puede recorrer hasta 1 pársec por hora, esta dotada de motores cuánticos que le dan una producción de energía de 500 hexawats, el sistema de armas consta de 4 baterías de disruptores con un alcance de cincuenta mil kilómetros, tres lanzaderas de misiles antimateria, dos adelante y uno atrás, un generador de escudo de vibración variable y para finalizar con las armas te presentaré al nuevo juguete de la flota: el dispositivo de desfase, con esto podrán no solo ocultarse visualmente de los posibles peligros sino también, desaparecer de cualquier sistema de detección. Por lo demás, es como una nave común y corriente. Ah, me olvidaba, también cuenta con un yate para el capitán, tres transbordadores y cinco cazas para ataques furtivos y defensa externa con capacidad de vuelo orbital y atmosférico.
-El armamento es sorprendente señor- contesto Alexander con cierto desgano.
-Sí. Lo sé. Pero ahora viene lo interesante del asunto señor Rabukov. Fuentes de inteligencia han detectado movimientos sospechosos cerca del limite de la frontera con el cónclave de los Dell’tok pero no podemos enviar ninguna nave armada a esa zona por el tratado de paz; lo más sospechoso del asunto es que ahora las relaciones de nuestros gobiernos están en su mejor momento y no hay nada que haga pensar que planean hacer algo contra nosotros, pero no está de más enviar algún grupo que investigue.
-Y ¿Ya han seleccionado a los demás tripulantes?
-Sí. Los mejores en su campo y tú, si aceptas la misión. Viniste en buen momento, no tenía idea de a quien poner a cargo en esta misión.
-Como le dije ayer general, ya nada me ata a este lugar, así que inclúyame en el equipo.
-Está bien, desde este momento tu rango y tus derechos son restaurados. Pero tienes que saber que esta es una operación supersecreta y casi suicida, además que estarán incomunicados por todo el tiempo que dure la misión…
-¿Y con quién me voy a comunicar?-interrumpió el ahora capitán con monótona voz.
Carson lo miró con rostro serio pero como entendiendo lo que pasaba, ellos siempre tuvieron una relación muy parecida a la de padre-hijo así que explicar motivo de su interrupción salió sobrando.
-Bueno, como esta no es una incursión militar oficial tus hombres no van a llevar armaduras de combate, aunque sí armas de mediano y pequeño calibre además de los nuevos trajes de camuflaje táctico, pero eso te lo mostrará tu jefe de seguridad en su momento.
-Entendido general ¿Para cuándo esta proyectado el inicio de la operación?
-A la nave están realizándole las últimas pruebas antes de botarla de los astilleros, así que en un máximo de cuatro días estarán partiendo; tienes cuatro días para arreglar tus asuntos.
-No tengo nada que arreglar señor.
-Bien Alex, entonces nos veremos en cuatro días.
-Entendido, señor.

Y el coronel Alexander Rabukov salió de la oficina…

(continuará)

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