Tantas cosas... todas

Casi tres meses sin computadora y mil y un aventuras por las que he pasado... Desde dejar donaciones a un orfanato y terminar evaluando seriamente la posibilidad de la adopción hasta hacer mi roche en un pub miraflorino con la banda con la que suelo tocar... Pero vayamos por partes.

¿Adoptar?¿Yo? Pues... sí. Después de ver tanta carita sucia y tierna, ver cómo preferían estar en un orfanato (donde las trataban bien) antes de estar en su propia casa para evitar los malos tratos... Una chiquilla de no más de 8 años que andaba de arriba para abajo feliz de la vida porque tenía una cometa, la cual no podía alzar el vuelo ¡Pero era suya! Una niña que me abrazó con pena la ver que mi celular ya no tenía más memoría para otra foto; y la cámara ya había depredado la batería- sin contar que se nos acabó la cinta de la videocámara-. Esa expresión de cariño para con un desconocido (yo) hizo que toda mi habitual indiferencia ante los demás se me venga abajo. No puedo negar que, aunque no me caigan bien, las monjitas le ponían pelotas para cuidar a las chibolas. A cada foto tomada le seguía una avalancha de niñas para ver el resultado de la toma hecha, parecía una conferencia de prensa al ver los flashes iluminando el ambiente... pero, esas caritas bien valen la pena, con ojos de sufrimiento lejano y con ganas de ser queridas. Casi todas siendo más pequeñas de lo normal, pero lindas... El instinto paternal se me ha despertado, sé que aún me falta mucho; pero cuando esté en mis posibilidades de hacerlo, lo haré y es que es casi imposible estar en un lugar como ese sin desarrollar lazos emocionales. Yo no pude por más que lo intenté. Ayudar a la gente, llena el alma. Recién lo he descubierto. Una cosa más... Nunca más me vuelvo a quejar de mis problemas. Estas chicas me enseñaron que hay mil problemas más graves que los mios...

¡Gracias!

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