viernes, diciembre 30, 2005

Un Diamante en el vacío IV





Las horas pasaban y ya casi era tiempo de zarpar, todos estaban ya en sus puestos, con los motores a punto y los sensores al máximo. El coronel Rabukov estaba sentado en la silla de comando, esperando la señal para poder partir y finalmente alejarse de todo, mientras aguardaba se puso a observar el puente de mando de la Executor. Era un lugar amplio, con un gran mirador de titanio transparente a manera de vidrio, en el se proyectaban los datos de las estrellas y la distancia a los objetos próximos a la nave, es decir, era una ventana grande y una pantalla a la vez. Su asiento estaba en medio de la gran sala. Amplio, cómodo, sentía la sensación de abrigo-le hacía recordar a su viejo sillón- y con un par de pequeñas consolas de mandos a sus lados -En los días que estuvo en el cuartel esperando para abordar la nave en donde ahora estaba, había estado revisando los registros de la mayoría de los tripulantes, pero curiosamente no había visto el historial de la teniente Takamura.- en la parte de adelante estaban los puestos de los navegantes uno de los cuales tenía el rango de mayor y tendría unos 30 años de edad, de tez blanca, muy blanca. Venía de las colonias marcianas y en su récord se resaltaba su gran habilidad como piloto de cazas y de grandes embarcaciones en situaciones de combate, se llamaba Oscar Rottero. El otro navegante era algo menor que el mayor Rottero, con la piel cobriza su principal característica era haberse especializado en misiones de acercamiento furtivo, su nombre era Ricardo González. Alid Al-hashim, oficial táctico y jefe de seguridad era una mole de dos metros de alto, capacitado en varias formas de defensa cuerpo a cuerpo, manejo de armas e infiltración, venía de una ciudad submarina, la primera que se fundó hace unos cien años, llamada, por motivos obvios, Atlántida. En la sección de comunicaciones estaba un lingüista de amplia trayectoria; era de mayor edad en el puente, tenía el rango de teniente comandante, era Rafael Hans Vormen. El segundo al mando era el comandante Maximilian Fokker, un gran miembro de la tripulación, coincidentemente ya había trabajado con él en anteriores misiones, era lo más cercano a un amigo que tenía en la flota. Venia de la colonia de Rasmus IV a un par de pársec se ahí, un bonito planeta tropical, parada obligada a los turistas que querían gozar de un ambiente libre del ruido de la Tierra. Él estaba sentado en un lugar mas chico que el coronel situado a la mano derecha de asiento de mando.

-Hola Max, es un gusto volver a trabajar contigo-dijo el coronel dándole una palmada en el hombro.
-Lo mismo digo coronel-respondió con una sonrisa.

Luego de las presentaciones del caso, el timonel dijo:
-Señor, una transmisión del comando central, es el general Carson.
-En pantalla-ordenó Alexander.
-Alex. Esta transmisión es para decirles un par de cosas: mucha suerte en esta empresa, recuerden que deben mantener silencio radial al máximo, sólo en caso de importancia extrema. Yo sé que sabrán hacer su trabajo, es por eso que están en esa nave ahora, por ser los mejores en su campo. Y ahora… -guardó un silencio dramático- ya pueden zarpar. Dios los acompañe.
-Gracias general Carson, siempre es un gusto escucharlo. Ya nos encontraremos cuando regresemos a casa.
-Bien Alexander. Adiós.
-Adiós Señor.

Y la imagen del general se desvaneció para dar paso a la profundidad del espacio.

-Bien señores, es hora de partir- dijo el coronel.
-Soltando amarras- Era Rottero, el timonel principal, quien hablaba.

La Executor comenzó a moverse pesadamente fuera del astillero. Una vez que estuvieron a una distancia segura fuera de éste, el coronel Rabukov comenzó a dar las órdenes respectivas.

-Señor González, trace curso a la frontera con el espacio Dell’Tok velocidad cinco.
-Ruta trazada coronel.
-En marcha.

La nave desapareció de la vista zambulléndose en un destello fugaz, rumbo a su difícil misión.
Media hora después…

-Coronel, estamos recibiendo un pedido de auxilio- dijo uno de los navegantes.
-¡Por Dios!- se lamentó Alexander- ignore la llamada y activen el dispositivo de ocultamiento… pero… ¿Qué nave es? ¿De que se trata la llamada?
-Es una nave carguera, coronel. Sus sistemas vitales están fallando, y no les queda más de una hora de oxigeno.
-¿Hay alguna nave en las inmediaciones?
-No señor- respondió Rottero.
-Bueno, Sr. Al-Hashim, retire el dispositivo de ocultamiento. Sr. González, trace curso de intercepción a esa nave.
-Curso trazado, señor.
-Bien, velocidad diez… en marcha.


(continuará...)